jueves, 14 de mayo de 2009

Las historias del Johnky. Capítulo 3 ( La campeona del mundo ).

Llegó el momento de jubilar la Torrot, mi madre quería una moto nueva, pensando así que terminarían sus problemas. La compró en El Mon de la moto, taller de la familia Orante. Fran tenía una Derbi Variant Star DS 50, le gustó a mi madre y pidió una igual. Yo no entendía de motos, pero al ver la pegatina de "campeona del mundo", pensé, "esta tiene que ser buena".

Me saqué la licencia y empecé a notar el sentimiento de libertad que te da la moto. Pasé de ser un niño a ser un niñato. Mi madre me dejaba la moto para ir al instituto, pero en lugar de ir a clase, me hacía mis km,s por las carreteras cercanas a mi pueblo, buscando curvas con mi amigo Samuel, quien tenía otra DS 50. Por las tardes, al salir de clase, nos juntábamos con Fran y seguíamos haciendo curvas. Fran empezaba a correr en subidas en cuesta y alguna carrera del Catalán con una Honda MBX prestada, así que nosotros lo seguíamos para aprender a trazar. La subida de Molins de rei a Santa creu de olordre, la rabasada y las costes del garraf eran nuestras rutas habituales. Muchas aventuras y desventuras guardo en mi recuerdo de esta etapa.

Fran estudiaba FP automoción y ayudaba a su padre Paco en el taller. Yo pasaba mucho tiempo con Fran, en el taller y eso hizo que empezara a saber y a interesarme en cosas de mecánica, de verlo a él y a su padre desmontar y montar motos. Paco es una persona muy singular, una mentalidad y un humor fuera de serie, se quedaba con nosotros muchas veces, me hacía flipar con sus contestaciones, irónicas pero llenas de sabiduría, que muchas veces me costaba entender. Se ha reido mucho de mi, me ha dejado darme contra los muros, sabiendo que me daría contra ellos, pero he aprendido lo poco que se de las motos de esa manera, gracias a él y a Fran. Recuerdo el proyecto que hizo Fran para el instituto, una bici Montesa T10, con el chasis del revés ( el lugar del asiento abajo y el lugar de los pedales arriba ) y con un motor Derbi 49 pasado a 65. Se llamaba Protochic1 o algo así, daba miedo conducir aquello, a ras de suelo y sin suspensiones, a veces sueño con el día que vi su motor, encima del banco de trabajo, rodeado de herramientas, cogido con el sargento y acelerando como un demonio sin poder recorrer ni un cm.

Empezamos a tener mas amigos moteros, cada vez eramos mas y lo pasábamos mejor. Empezábamos también con los tubarros, carburadores gordos, variadores y alguna limadita en los cilindros. Mi madre flipaba con su moto, decía que corría mas, pero le gustaba y era para verla acelerando a tope, en las rectas claro.

Pasaron así 2 años de instituto, los dos años fueron el mismo curso, primero de B.U.P. y ni aun así conseguí aprovarlo, aunque con mis horas de asistencia a clase no era de extrañar. Creo que ese fue el primer gran fallo de mi vida, intentar hacer B.U.P. en lugar de F.P. Automoción, que era lo que realmente me gustaba. Dejé los estudios y empecé a trabajar como mensajero, con la Derbi de mi madre, para poder comprarme mi propia moto, que al poco tiempo conseguí.

viernes, 24 de abril de 2009

Las historias del Johnky. Capítulo 2 ( Primeros litros ).

La tradición motera de mi familia se limitaba a una Vespa que tenía mi padre, con la que se hacía viajes de Barcelona a Granada, por los años 60, hasta que tras la separación de mis padres, mi madre se compró un ciclomotor Torrot para poder ir a trabajar. Con ese ciclomotor hice mis primeros km,s.

Yo tenía 13 años, no tenía licencia y no tenía permiso de mi madre, pero sabía donde guardaba las llaves. La moto un pepino, costó 15.000 de las de antes, había tenido 15 o 20 dueños por lo menos, con mas años que la Dremel de Makoki, de color gris y mas fea que una R1 forrada de leopardo. Como no quería meterme en lios, decidí no montar por la calle.

Las primeras veces que compré gasolina siempre iba andando a la gasolinera, pillaba mi dosis de 2 litros y me la metía en la mochila, pillaba el pepino y me lo llevaba empujando hasta un descampado donde saltabamos con las bicis, una vez allí me pasaba la tarde saltando y saltando. Está claro que me inicié en esto de las motos en la buena escuela del Off Road.

Todo iba muy bien por un tiempo, hasta que la mecánica empezó a fallar, mi madre no entendía por que se le rompía la moto cada dos por tres, si no era el escape que se descolgaba, era los guardabarros, los amortiguadores, el foco, etc. Tanto salto no le sentó muy bien, aunque siempre estaba la escusa que la moto tenía muchos años.

jueves, 23 de abril de 2009

Las historias del Johnky. Capítulo 1 ( Con la Bici ).

Mi primera gran pasión fueron las bicis de BMX, empezaron con ellas las aventuras, las locuras, las caidas, el dolor, los subidones de adrenalina y mi primera carrera.

Empezaron también las preocupaciones para mis padres, un día que al llegar a casa, después de trabajar, mi madre me encontró sentado en el sofá, viendo la tele, escayolado, con la clavícula rota.

Recien hecha la primera comunión, me "apoderé" del dinero recaudado y me compré una Monty 112, mi última bici. Me presenté en casa con mi bici nueba, sin decir nada a mis padres, ni de mi compra ni de donde había sacado el dinero; ese día me llovieron hostías como nunca y la bici fue "arrestada".

Después de mucho tiempo recuperé mi bici y decidí apuntarme a una carrera del campeonato de Cataluña de BMX que hacían en el velódromo de Barcelona. Un amigo y yo queríamos correr en la categoría de no iniciados, pero justo en esa carrera no había esa categoría. Nos dejaban correr, pero en categoría según edad. Mi amigo se acojonó y no corrió, pues todos los que corrían ya tenían experiencia, yo no me lo pensé y me apunté.

No tenía número, ni siquiera dorsal en la bici y no me dejaban apuntarme, cojí un cartón al manillar y le pinté un número 2 con un rotulador. Ya en la parrilla, no me lo creía, el público me miraba más a mí que a los demás corredores, supongo que por mi cartón y por mi pinta que tenía de profesional. En el primer salto cai mal y se me movió el manillar hacia adelante, con los puños a la altura del cuadro, pero me clasifiqué para la siguiente.Una a una pasé todas las eliminatorias, llegué a la final y terminé 5º, mis amigos flipaban y yo no me lo creía.

Uno de mis amigos por esa época, era Francesc Orante, determinante para mi ha sido su amistad a lo largo de mi vida, seguramente sin él y su padre Paco todo habría sido muy diferente, tengo mucho que agradecerles.

El Johnky

Hola, me llamo Cinski y soy Johnky; mis colegas me llaman el JOHNKYCINSKI.

Hace ya unos meses que no me meto mi dosis y eso hace que delire. Temblores fríos recorren mi cuerpo, la mano derecha la tengo engarrotada, una ansiedad indescriptible se apodera de mi y una mirada perdida en la lejanía atraviesa todo lo que se cruza en su camino. Son los síntomas del síndrome de abstinencia. He intentado desintoxicarme en varias ocasiones pero sin ningún resultado hasta la fecha. Mi familia y mis amigos me apoyan y me ayudan cuando intento dejarlo, pero los defraudo cada vez que vuelvo a consumir.

Después de una dura infancia, empecé a tontear con las drogas a la temprana edad de los 14 años. Debido a una escasa economía me veía obligado a consumir drogas blandas. Gasolina de 97 octanos era lo que me ponía y siempre la mezclaba con algo de aceite para que me subiera antes. En poco tiempo me vi muy enganchado y consumía diariamente. Con los 16 años ya me pasé al TTS. Mis síntomas, tras un tiempo, eran ya los típicos de un consumidor habitual. Siempre arrejuntando dinero para la droga. Pronto mi organismo se acostumbró al TTS y ya no encontraba mi éxtasis, ni con grandes dosis, así que me pasé al A747. Pura dinamita, no apta para niños, que pasó factura en mi cuerpo después de muchas dosis. Con el A747 empezaron las paranoias, siempre pensando que me perseguían los demás y venga a consumir y consumir hasta que veía cuadrados blancos y negros. A veces no veía los cuadrados, ya que en pleno subidón y después de algunas volteretas, solo veía un gran fondo azul. Entendí que no podía seguir así, casi arruinado por ese tren de vida, pegandome farras por toda España sin ningún resultado positivo, así que ingresé en un centro especializado en toxicómanos, al que llegué to ciego de A747 y con una dosis escondida, logré el objetivo y me desenganché.

Después de 12 años sin consumir, conocí a través de internet, a unos quemaetes de este mundillo. Las malas compañías fueron determinantes otra vez en mi vida y tuve una severa recaída. Como al principio empecé con 97 octanos, pero ahora solo me pongo con 124 octanos. Otra vez se me aparecen los cuadrados blancos y negros y las paranoias que me persiguen los demás. Todos los que estamos metidos en esto, tememos al síndrome de abstinencia, momento en el que me encuentro.

Cada uno pasa el mono como puede. Yo cada día me meto mi vasito de metadona y me voy al metro a recaudar dinero para mi causa. Me subo a los vagones y me los recorro diciendo: " Hola, Buenos días, señores y señoras. Soy un toxicómano y les agradecería mucho que me ayudaran. Se que es muy triste de pedir, pero mas triste es de robar" Un motero es un drogadicto de gasolina, pero un 2 tiempero encima lo mezcla con aceite para que le suba antes, eso lo hace mas drogadicto. Quiero quitarme y lo he intentado todo, hasta motores con válvulas, pero sin ningún resultado.

Si alguien creé que puede ayudarme y sacarme de esta mala vida, por favor que llame a mi madre o a mi novia.

Salu2ssssssss

miércoles, 22 de abril de 2009

Bienvenidos a mi Blog !!!

Me llamo Javier Izquierdo, aunque todos me llaman Tirilla, soy de Barcelona y tengo casi 37 años.

Me considero un gran apasionado de las motos, ya desde pequeñito siempre me han atraido mucho, mas concretamente desde que mi padre me llevó a ver unas 24 horas de Montjuic cuando yo tendría 8 o 9 años.

Recuerdo que aquel día, saltamos un muro y no pagamos la entrada, esa fue la primera vez que pisé un “circuito” y la primera lección que aprendí fue que para esto de las motos, los que no tenemos dinero, nos tenemos que buscar la vida como sea.

Recuerdo también, que una vez dentro, el corazón me latía muy deprisa y que seguía a las motos que pasaban, una y otra vez, hasta que las perdía de vista. Motos estrelladas contra farolas, motos ardiendo, ambulancias dentro del “circuito” ….. para mi los pilotos eran heroes desde aquel día y desde aquel día, una parte de mi, quiso ser piloto de motos.

Con el paso del tiempo, esa parte de mi se fue haciendo cada vez mas grande, un día me di cuenta que sufro de doble personalidad, tengo a un Johnky dentro que solo quiere moto, moto y moto.

El Johnky se llama Cinski y en este blog voy a intentar contar todo lo que recuerde sobre "nuestras vidas" con las motos, las experiencias buenas, las malas y algunas otras cosas. .

Un saludo al cielo para los compañeros caidos.